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Post número 100. Felicidad = Belleza

19/10/2017

Hoy me siento a escribir un post muy especial porque es el número 100. Hace diez meses cuando comencé con el blog no pensé que llegaría a publicar tantas entradas, si bien es verdad, que Always Beauty comenzó como un entretenimiento y una forma de evadirme de mi rutina diaria y es un blog muy sencillo «visualmente» hablando y con un nombre poco original. Nunca me ha gustado dejarme las cosas a medias pero en los últimos años, por motivos laborales, no termino todo lo que empiezo y por un momento llegué a pensar que este proyecto se quedaría a medias al poco de comenzar. Pero no. No ha sido así. Me he empeñado en continuar. Me gusta, me entretiene, me relaja, puedo dedicarme a ello a cualquier hora y cualquier día de la semana, me hace relacionarme con personas a través de las redes, me escribe gente pidiéndome consejos (¡¡¡Yo dando un consejo de belleza!!! me parece un honor y a veces todo un reto…). Tengo claro que quiero continuar, que lo voy a hacer y que poco a poco iré mejorando el blog.

Desde pequeña me ha gustado escribir y en mi infancia y adolescencia le dedicaba muchas horas a la escritura. No escribía nada más relevante que un diario, al que convertía en algo totalmente privado gracias a un candado de esos que se abrían con una llave diminuta que casi se rompía al girarla, o alguna historieta que acababa a las pocas horas en la papelera, eso sí,  en la de la cocina porque entonces el ordenador era un lujo al alcance de muy pocos.

 

También escribía muchas cartas. A los 10 años me mudé de ciudad y pasé mucho tiempo carteándome con mis amigas. A los 17 años me fui a Madrid para estudiar en la Universidad y trabajar y, aunque ya tenía ordenador, la conexión a internet era algo prohibitivo así que seguía echando mano del sobre y el sello de toda la vida y mandando cartas a mis seres queridos. Me encantaba sentarme a escribir. Lo recuerdo como un momento placentero, de desconexión total, de paz…

 

Cuando me puse a pensar sobre qué producto escribir en el post número 100 no terminaba de convencerme nada y pensé: «Este blog puede ser mucho más que hablar de una crema o un pintalabios». Y es que al fin y al cabo esto se llama «Always Beauty» y la belleza no sólo te la aportan determinados productos sino determinados momentos.

 

Si me paro a analizar mi vida actual me doy cuenta de que hay muchas aficiones que me aportan felicidad y por tanto, belleza o bienestar. Algunas no las puedo realizar por falta de tiempo y eso lo han notado mi cuerpo y mi mente, pero siempre está en mi cabeza retomarlas y sé que en algún momento, lo haré.

 

¿QUÉ ME HACE FELIZ?

 

  1. Deporte.

Nunca he sido una gran aficionada al deporte, no voy a mentiros. Aunque he hecho ejercicio toda mi vida.  Dudo mucho que corra la maratón de Nueva York algún día pero hay una serie de ejercicios que me encantan y me producen un bienestar increíble aunque reconozco que los practico poco (o nada):

 

  • Patinar: he patinado desde que tengo uso de razón y lo dejé al irme a la universidad. A partir de ahí han sido pocas veces las que me he enfundado mis patines de toda la vida, los clásicos de dos ruedas delante y dos detrás porque los que las llevan  «en fila india» nunca me han gustado. Soy así de rarita… 😉

 

  • Montar en bici: Si la estática no cuenta, la última vez que monté en bici (para algo más que para hacerme una foto y colgarla en facebook) fue cuando tenía 10 años. Hace unos días lo retomé ya que mi padre es un ciclista total. Ni os cuento la paliza que me pegó y ¡¡¡me dobla la edad!!!

 

  • Pilates: descubrí este ejercicio a raíz de un accidente de coche que tuve hace unos años y que me dejó la escoliosis que ya tenía peor aún y me remató con una cervicalgia que me trae por la calle de la amargura. No puedo describir con palabras lo que una siente cuando acaba una clase de pilates. Es como comerte una tableta entera de  chocolate solo que sin engordar 🙂

 

  • Caminar: esto es fácil y gratis. Y lo único que practico actualmente a diario. Relaja, reduce la ansiedad, ayuda a la retención de líquidos y no agota ni aburre como salir a correr. Puedes ir sola o con alguna amiga mientras os ponéis al día de vuestra vida. Es ideal.  Los poco deportistas me entenderán jajaja.

 

  1. Comer bien.

Creo que hay pocos placeres en esta vida como una buena comida. A mí la verdad es que todo me gusta, tanto si engorda como si no. Soy como una nevera. Pon lo que quieras en mi interior. Me lo como todo. Comer bien y saludable es una de las cosas que más me preocupa. Mis amigos se van a reír cuando lean esto porque cocino fatal pero, para comer bien no hay que ser un gran chef, sólo hay que tener algo de tiempo libre y una vida con horarios ordenados (de estas dos cosas voy mal, muy mal). Me encantan la ensaladas, todas las verduras (bueno, las alcachofas no :)), el pescado y las aves. También soy muy de legumbres aunque lo único que sé cocinar son lentejas y cuando las hago lleno la olla como  si estuviera en el comedor de un colegio y me lío a congelar «tuppers» como una posesa…

Llevo ya tiempo comiendo pasta integral y el poco pan que consumo también es integral. Intento, en la medida de lo posible, comprar productos ecológicos.

Una alimentación sana y equilibrada te genera bienestar y es muy importante para nuestra salud. Los dulces me encantan pero sólo los como algún día que libro o en celebraciones y nunca tomo alcohol.

En mi casa solo se bebe agua sin gas y nunca verás refrescos o zumos a base de concentrados en la nevera (salvo en Navidad o por mi cumpleaños). Y a pesar de todo esto me sobran bastantes kilos… así es la vida 😉

 

  1. Hacerme algún tratamiento de estética.

No soy muy «acuática» por lo que el tema del Spa que tan de moda está no es lo mío. Pero me relaja bastante hacerme algún tratamiento facial (una simple limpieza de cutis por ejemplo).

 

Hace bastantes años me di unas cuantas sesiones de LPG y me desapareció la pesadez en las piernas (que de esto sufro mucho). Creo que cuando acabé el tratamiento fue uno de los días más felices de mi vida. Pude moverme sin dolor y encima reduje una talla de ropa. Toda una experiencia beauty que me aportó una felicidad temporal pero inmensa ;). Algún día repetiré.

 

 

También está genial hacerse un tratamiento de estética casero de vez en cuando. Aprovechar una tarde libre y tumbarte sin pensar en nada con una mascarilla en la cara o darte un baño con mucha espuma.

 

  1. Viajar. 

Pero no cualquier viaje vale. Tiene que ser a esos sitios donde puedes pasear y explorar. Me gustan los viajes «todoterreno». Aquellos de los que necesitas 3 días para reponerte del cansancio a la vuelta pero que son los que más me hacen desconectar. Patear una ciudad, un parque, un museo… En mi última salida caminamos algunos días hasta 10 km y eso te hace quemar las calorías de la «gastronomía local», mantener el colesterol a raya, reducir el estrés y dormir mucho mejor.

 

 

Si todos nos parásemos a pensar en esas pequeñas cosas que tenemos al alcance de nuestra mano y que por diferentes motivos no hacemos, nos daríamos cuenta de que nos producen una felicidad inmensa que se traduce en bienestar y por tanto, realzan nuestra belleza.

 

Y a ti, ¿qué es lo que te hace feliz?