No sé si habréis probado alguna vez las mascarillas faciales en formato gelatina. Yo no si quiera había oído hablar de ellas hasta que descubrí Fomo.
Fomo es una maravilla creada por Lush Cosmetics. Contiene calamina calmante, rosa suavizante y brillante nerolí. A pesar de ser en gelatina es muy fácil y cómoda de usar. Basta con coger un poco de producto y amasarlo entre las manos. En pocos segundos obtienes una mascarilla que pasa a convertirse en una especie de pasta medianamente densa y muy fácil de extender por todo el rostro y el cuello.
Una de las cosas que me gustan de Fomo, es que con cinco minutos de uso hace efecto y el aspecto de la cara mejora sustancialmente. A parte de relajarla y calmarla gracias a sus ingredientes calmantes, le proporciona un aspecto estupendo.
Cuando la aplicas y la dejas unos minutos se queda totalmente seca pero sin producir tirantez. Para retirarla yo utilizo una esponja de Konjac de la marca Casalfe de la cual os hablaré en otro post. El resultado es de diez.
También podéis eliminarla con agua tibia o caliente y una toalla.
Me parece una de las mejores mascarillas que he probado y además, es ideal para personas con la piel sensible ya que no irrita, ni pica, ni arde ni produce todas esas molestias que sentimos los que tenemos la piel reactiva.
Esta mascarilla no está testada en animales (Lush es cruelty free), es apta para veganos y si reciclas cinco envases y los acercas a una tienda Lush, te regalan otra mascarilla. Lamentablemente en mi ciudad no hay tienda así que no tengo la oportunidad de colaborar con la causa pero me parece que la idea está genial.
Fomo se vende en envases de 65 gramos y cuesta 9.75€.
Y vosotras ¿conocéis esta mascarilla? ¿Qué opinión os merece?
Feliz día y hasta el próximo post 🙂