Hoy quiero hablaros de un producto de Lush que endulza tus labios. Es más, te endulza en general porque es totalmente comestible.
Se trata de su exfoliante de labios hecho a base de azúcar granulado y otros muchos ingredientes como aceite de jojoba o aceite esencial de almendra. Aunque aparentemente el gránulo es grande, cuando te lo aplicas no irrita nada. Algo que ocurre a veces con algunos exfoliantes. Es un producto muy delicado con esta parte tan sensible de nuestro cuerpo y el resultado es simplemente espectacular.
Hasta el momento he probado tres de sus variedades: Bubblegum, Honey y Cookie Dough. Los tres me han encantado aunque el aroma más conseguido es el de gominola, si bien tengo que decir que no me gusta el sabor que se queda en la boca cuando te lo comes, porque como os he dicho antes, estos exfoliantes se pueden ingerir. Ojo, que no es cuestión de coger una cucharilla y tomártelos cuán yogur. Me refiero a tomarse al exceso de producto que queda en los labios una vez exfoliados.
Al margen de que se puedan comer o no, yo he optado por no hacerlo porque meter azúcar gratuitamente en el cuerpo tampoco me parece buena idea.
Cuando los compré me di cuenta de que se quedaban algo duros y eran difíciles de manipular así que, decidí llevármelos a la ducha y con el vapor del agua se ablandaron ligeramente y fue más fácil aplicarlos. Yo aprovecho los minutos de la mascarilla del pelo para exfoliarme los labios y de esta manera soy bastante constante con el tratamiento.
Tengo que decir que estos exfoliantes duran una barbaridad. De hecho, a mí se me caducaron dos botes antes de terminarlos. Parecen pequeños pero realmente solo se necesita una minúscula cantidad de producto para notar su efecto. Cada envase contiene 25 gramos y cuesta 8.95€.
De todos los exfoliantes labiales que he probado hasta ahora, sin duda éste es mi favorito. Si no lo habéis probado, os animo a hacerlo. Seguro que os gusta.
Feliz día hasta el próximo post 🙂